Manos a la obra
En el camino hacia la habitación, Carly se preguntaba cómo la habrían dejado. Se esperaba encontrar un verdadero basurero. Siempre es lo mismo, dejan mucha suciedad por todos lados. “Porque este es un hotel barato”, siempre decía su jefe.
No veía la hora de ir a California y trabajar en el hotel de su tío. “¡Aquí vamos de nuevo!”, murmuró Carly. Entró a la habitación para comenzar con su limpieza. Y lo que encontró jamás se lo hubiera esperado.
¡Increíble!
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La habitación estaba impecable. Como si nadie hubiera pasado la noche en ella. Carly salió para asegurarse de que estaba en la habitación correcta. Sí, decía 123 en la puerta.
Era muy extraño, todo el lugar parecía más limpio de lo habitual, la habitación desde luego había sido limpiada. Sonrió y dijo, “menos trabajo, limpiaré la cama y terminaré mi labor.” Pero lo que no sabía es que recordaría esta habitación por el resto de su vida.